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#HablemosDePeriodismo con Jorge Carrión

Diez preguntas concretas sobre el oficio. Los dilemas sostenidos por décadas que, más que cambiar, se adpatan a un tiempo que parece correr cada vez más rápido.

¿Dónde estamos en este momento quienes pretendemos hablar con la audiencia mientras informamos? ¿Estamos haciendo bien lo que hacemos? ¿Es necesario revisar algunos conceptos básicos? ¿Qué tanta mella ha hecho la polarización política al periodismo en Venezuela?

Jorge Carrión, periodista español y cronista de viajes, crítico cultural y profesor universitario que ha visitado nuestro país en varias ocasiones, responde y recuerda desde Barcelona, España, que hay algo ahí afuera que se llama, aunque sea entre comillas, "verdad".

1.- ¿Está el periodismo atravesando una crisis?

Supongo que la respuesta fácil es que el periodismo se alimenta del concepto de crisis, es crisis él mismo, debería ser crítico. Pero sí es cierto que el nuevo paradigma digital ha puesto en jaque lo que entendíamos por periodismo. Para mí es un reto adaptarlo a las nuevas reglas del juego. Hay mucho campo por recorrer. Campo abierto, todavía indefinido.

2.- ¿Ves diferencias sustanciales entre el periodismo de hoy y el que se practicaba hace apenas 15 años?

Sí, sin duda. Por ejemplo ahora se puede realizar una investigación de archivo en apenas unos minutos, gracias a Google y a las hemerotecas virtuales. Pero esa parte del trabajo sólo alcanza pleno sentido si se completa con la investigación de campo, con la entrevista personal. De modo que tiene que haber un diálogo. Al menos en el periodismo de investigación, en la crítica o en la crónica; en el periodismo de datos, en cambio, las diferencias son abismales, para realizar un gran trabajo no es necesario salir del ámbito de la pantalla y el teclado.

Paradójicamente, ahora que tenemos más tiempo para el trabajo de campo porque el trabajo de archivo se ha vuelto mucho más sencillo, se ha desarticulado el concepto fundamental de la historia del periodismo: el del seguimiento. Creo que un medio debe reajustar sus prioridades, para que el periodista se pueda dedicar a aquello que realmente merece la pena, a aquello que es realmente noticia —o puede serlo. Para ello debería renunciar a seguir la agenda dictada por la industria o por los partidos políticos, imponer su propia agenda. Algo sumamente difícil de conseguir.

3.- ¿Cuáles características debe tener todo medio de comunicación que se precie de ser una buena referencia informativa?

Yo creo que sobre todo tiene que entender que la sociedad es plural: abrirse a todas las generaciones, a todas las tendencias sexuales y políticas, a todos los gustos. Los medios acostumbran a confundir su gusto y su opinión (a menudo de los hombres y mujeres de mediana edad y clase media que configuran su redacción, de izquierdas o de derechas) con el gusto y la opinión generales. Abrirse a todo, estar atento a todo, buscar la tendencia y la noticia en todos los ámbitos y estratos debería ser un imperativo de todo medio que se precie de serlo. Para ello, como decía antes, tiene que apostar por el equilibrio entre la fuente indirecta, el archivo digital, el material de agencia y la fuente directa, el corresponsal, el enviado especial, etc.

4.- ¿Cuáles son los medios que sueles consultar para informarte?

El País, El Mundo, Clarín, El Mercurio, The New York Times, Le Monde y muchas revistas culturales. Por supuesto tanto directamente (en papel o en la web) como a través de sus cuentas de Twitter.

Facebook y Twitter me sirven, indirectamente, para localizar nodos de interés: cuando varias personas de confianza coinciden en un tema, voy a los diarios para ver si ya se ha informado o no al respecto. Y ver qué está ocurriendo. Como sobre todo me dedico a la crítica cultural y a la crónica no noticiosa, no tengo ninguna urgencia, puedo tomarme el tiempo del amateur para seguir los temas y entenderlos.

5.- Muchos portales de noticias se alimentan de contenidos que suministran usuarios en redes sociales, incluso anónimos. En momentos de alta presión y con una competencia feroz por decirlo primero, ¿qué debe hacer un periodista frente a hechos no constatados?

Ver "The Newsroom". La visión de Aaron Sorkin es necesariamente utópica. En ese canal de televisión nunca se emite ninguna noticia que no haya sido contrastada por varios testigos y por fuentes oficiales. Por supuesto está la intuición del periodista. Pero hay que recordar lo que dice Sorkin: el retuit no es un valor en sí mismo. Hay algo ahí fuera que se llama, aunque sea entre comillas, "verdad".

6.- Decía un cura que enseñaba ética en mi facultad, que la idea de universidad se va al traste cuando el vicerrectorado administrativo pasa a tener más peso que el Vicerrectorado Académico, ¿se puede decir que lo mismo ocurre en los medios?

Y en la sociedad en general. En ese aspecto hay que aprender de Google o Facebook o Twitter como empresas: los medios sólo son viables cuando se alienta en ellos el compromiso y la creatividad. El departamento de I+D debería ser obligatorio en los medios de comunicación (datos, multimedia, transmedia, periodismo narrativo, infografía...).

7.- ¿Dónde ubicas la frontera que existe entre el periodismo, a secas, y el periodismo sensacionalista cuando se informa sobre crímenes como secuestros o asesinatos, catástrofes naturales o conflictos armados?

Hay varias fronteras. Una, obvia, puede ser la del lenguaje: el uso de adjetivos, de hipérboles, etc. debe estar muy controlado. Otra sería la del drama: si usas recursos retóricos propios de una novela rosa o de una telenovela venezolana, algo va mal. Pero, sobre todo, en conjunto, hay que buscar un equilibrio entre los testimonios: no centrarte sólo en las víctimas directas, en los heridos, en los muertos, en los desplazados, buscar también las voces de los médicos, de los diplomáticos, de los políticos, de quienes pueden tener una opinión formada pese a estar a decenas o cientos de kilómetros del lugar problemático.

8.- En países con alta polarización política, como Venezuela, los periodistas suelen convertirse en militantes de las fuerzas en pugna: Gobierno vs. antigobierno, y eso influye, por supuesto, en la formulación y el tratamiento de los temas o historias que se cuentan, ¿ves eso como algo necesario, o perjudicial, o más bien positivo para ejercer nuestro oficio?

Muy negativo, porque el lector busca alinearse y alienarse, no informarse. En esos casos el periodismo político se vuelve periodismo deportivo. En España tenemos el Marca y el Sport, el Madrid y el Barça, medios que de antemano renuncian al deseo necesario, aunque imposible, de objetividad. En Venezuela pasa algo muy parecido. Es bueno que un medio tenga una línea editorial y que sea crítico, pero es más importante la apertura, la pluralidad.

9.- ¿Qué trabajo estás realizando ahora?

Soy freelance: colaboro como crítico cultural en varios medios, hablo de literatura y de series de televisión, sobre todo; también escribo crónicas breves, sobre todo de viaje. En mis libros, como Librerías, no hay en realidad demasiada diferenciación entre periodismo, narrativa y ensayo. Pero no hay que olvidar que ese trabajo de campo lo compartimos con la antropología o con la criminología.

10.- ¿Cuál fue ese gran trabajo periodístico de 2014 que todo el que está leyendo esta entrevista debería buscar?

El hambre, de Martín Caparrós es el gran libro de no ficción de 2014. Indispensable.

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Foto: barcelonogy.com

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