top of page

Capriles: La diferencia con VP es que ellos le hablan a la clase media

Bienvenidos al corazón de Barlovento. Esa es la valla que anticipa la entrada al Municipio Brión del estado Miranda: paradores turísticos semi abandonados, puentes de guerra maltratados, una carretera de ida y vuelta iluminada por un sol que siempre arde sobre la vegetación espesa.

Allí, en la biblioteca pública de Tacarigua, está el gobernador Henrique Capriles, repartiendo besos entre las mujeres que le toman fotos y rindiéndole un homenaje a los maestros, que han vestido este jueves sus trajes bonitos para recibir un botón y un diploma. Para esa selfie que será un tesoro.

Es otro pueblo de postal típica: la pequeña bombona de gas casi oxidada. Motos, bicicletas, carros viejos. Ventas ambulantes de comida, mecedoras de mimbre y madres con niños en los brazos. Eso y la paradoja: el tiempo en este lugar pareciera correr más lento entre el vapor, pero hay niñas que parecen adolescentes y adolescentes que parecen hombres.

Sobre eso, o no sobre eso pero casi, habla Capriles frente a un auditorio de padres y representantes, de maestros y profesores, de directores de escuelas. Del terror de la violencia y el valor de la educación. De un joven de 18 años que asesinó a un policía a sangre fría en una panadería en Tácata. Del colegio que –seguramente, dice– le faltó a ese muchacho sin oportunidades. Y la gente lo mira, con atención, con cara de asombro.

El gobernador se ha relanzado como líder de la oposición esta semana ante los medios nacionales e internacionales, aunque sus asistentes de prensa dicen que es así en todos sus eventos y encuentros con comunidades, que según ellos es casi a diario. Desde ese evento donde bailó –no sin esfuerzo– la mitad de un golpe tuyero, contestó en exclusiva este largo cuestionario.

¿En adelante va a responder como gobernador de Miranda o como el líder nacional de la oposición?

Tú sabes que yo he dicho que nosotros no somos la oposición, sino que somos la solución. Eso es importante, que los venezolanos realmente crean que hay solución para los problemas del país, para que la gente no entre en un estado de resignación. Yo estoy desde Miranda, donde tengo una responsabilidad directa, pero no es que he renunciado a mi tarea de líder nacional y abandoné a la gente por estar metido aquí. No. Tengo un doble rol, el pueblo me dio un mandato directo en este estado, que respeto, pero desde aquí le tengo que mostrar a todos los venezolanos el país que debemos tener. En educación, por ejemplo.

¿Qué ha hecho Miranda por la educación de sus habitantes?

Lo que nosotros hemos hecho en educación no se ha hecho en ninguna otra parte del país. Es nuestro empeño, nuestra bandera. Ese es el escudo y la herramienta más importante que puedes darle tú a una persona para que luche contra la pobreza. Ahorita estamos por terminar el liceo más grande que se ha construido en los Valles del Tuy, el primero con el nombre Nelson Mandela en Venezuela. Estoy hablando de dos canchas deportivas, es impresionante, estarán unos 1500 alumnos. Eso es lo que quiero yo mostrarle al que vive en Tucupita, por ejemplo. Que la gente diga: “mira cómo Capriles se ocupa de la educación”.

Pero eso da resultados políticos a largo plazo

Yo no lo veo así. Que es una semilla y el árbol no crece de un día para otro, sí, estoy de acuerdo contigo, pero te puedo mostrar cifras que en un momento dado publicó el Banco Interamericano de Desarrollo, en un estudio para América Latina, que dicen que las probabilidades de que un muchacho vaya a la cárcel si no estudia son 30 veces más a que si va al colegio.

¿Hablamos de oportunidades en general o solamente de ir al colegio?

Me refiero al muchacho más pobre, al que lidia con todo lo que está asociado al drama de la pobreza. Pero el que estudia tiene 30 veces más chance de no caer en la violencia e ir preso. Tú me dices que es una apuesta a largo plazo, relativamente. Ahí está el ejemplo que puse.

¿El del video del asesinato en la panadería en Tácata?

Sí. Tienes que ver ese video, es escalofriante. El tipo sale y regresa directo a matar al policía. No midió nada. Le quitó el arma y se fue, y esa era la segunda porque en la cintura ya tenía otra. 18 años. ¿Qué edad tenía cuando arrancó este Gobierno? 3 años. ¿Qué hizo este Gobierno para que ese muchacho no terminara allí? Nada. Ese es el drama, ahí está la revolución.

Usted dijo que el fracaso del diálogo sería negativo para Venezuela y después que ni siquiera diálogo hubo. ¿Hay posibilidades de que los líderes del Gobierno y la oposición se sienten en la misma mesa?

Nunca hubo diálogo. Yo fui porque era una oportunidad de hablarle al país. Y creo que fue un triunfo para nosotros. Nicolás ofreció repetirlo en cadena al día siguiente y nunca lo hizo, porque fue una cayapa nuestra contra ellos. ¿Posibilidades de diálogo otra vez? Pareciera que la poquita racionalidad que había en algunas declaraciones y planteamientos del Gobierno se acabó. Le dieron hasta una patada a la iglesia.

¿Han hablado ustedes con el Nuncio últimamente?

Yo no, pero gente cercana a mí, sí.

¿Y con voceros del Gobierno?

No. Si hasta amenazas me mandaron.

¿No habla con Jorge Arreaza, con Diosdado Cabello, con Jorge Rodríguez?

Con ninguno. Cuando voy a las reuniones del Consejo Federal, hablas con los que tienes al lado. En estos días, uno de ellos, no voy a mencionar quién, mandó unos mensajes para amenazarme.

¿Mensajes cómo? ¿Mensajes de texto?

Mensajes. Mensajes. Déjalo en mensajes. Para amenazarme. No hay comunicación con ellos porque este es un gobierno que no se comunica con la gente, con el pueblo.

Ellos tienen asambleas de calle de forma constante

La mayoría son actos controlados. Imagínate que yo ponga en mi twitter ahora: "estoy en Tacarigua de Brión en una gran asamblea con todo el pueblo mirandino". No, yo puse, "voy a una actividad con docentes". Ellos se hablan a sí mismos. Nicolás visitó dos veces Rusia en esta semana y hay estados de Venezuela a los que nunca ha ido. Nunca ha ido a Tucupita, por ejemplo, a Táchira no va desde la campaña electoral porque le da miedo.

Capriles_Selfie.jpg

Foto: Marco Bello

¿Cuándo fue la última vez que habló con Leopoldo López?

Cuando lo visité en Ramo Verde. Eso fue a mediados del año pasado.

¿Tiene pensado volverlo a ver en las próximas semanas?

No depende de mí. Depende de que lo autoricen y no creo que lo hagan, porque el Gobierno no quiere que haya unidad. Y es lo que también le he dicho a Voluntad Popular: "más allá de nuestras diferencias, porque las diferencias las tenemos, de fondo, tenemos que unirnos".

¿Cuál es esa gran diferencia que existe entre ustedes?

Digamos que yo no concibo el cambio sin los barrios de nuestro país, sin los venezolanos que viven en las zonas más pobres. (Ellos y nosotros) no tenemos el mismo destinatario para nuestro mensaje. No sé si me explico.

¿Puede ser más específico?

Hay un sector de los compañeros cuyo mensaje va dirigido nada más a la clase media. Y yo no estoy trabajando allí. La clase media es sin duda alguna el país que nosotros queremos, pero mi razón más importante para estar en política es la superación de la pobreza. Y creo que toda nuestra energía debe estar volcada allí. Que la clase media sea un generador de progreso. Incorporarla, pero no olvidar cuál es la composición social de Venezuela. Si la olvidamos, no hay cambio. Y si se da el cambio, no iremos a ningún lado.

¿Por qué?

Porque vamos a repetir la razón por la que Chávez pudo entrar allí y que la gente dijera “ahora sí hay alguien que me representa”. El venezolano que vive en barrio tenía muchos años sin sentirse escuchado. Si todavía no sabemos leer eso, podrá haber un cambio sobre la base del descontento, pero no va a durar porque no te puedes olvidar de la mayoría del país.

¿Ya están hablando sobre las posibles candidaturas para las elecciones de la Asamblea Nacional?

No, lo que estamos es conformando un equipo para movilizar a la gente. Una instancia de calle en la que tenemos que estar todos: María Corina Machado, Antonio Ledezma, Chuo Torrealba. Todos. Sin soberbia.

¿Pueden ustedes obtener realmente la mayoría en la AN?

100%.

¿Incluso si el CNE cambia las circunscripciones electorales para sumar diputados en zonas donde el Psuv es más fuerte, o si adelanta la fecha?

Sí, absolutamente. Es que la película hay que verla completa. Nosotros nunca fuimos mayoría hasta el 14 de abril de 2013.

Pero en esas elecciones usted perdió, no fueron mayoría

Fuimos mayoría. Yo objeté la elección y lo hice con la intención de demostrar que sí habíamos sido mayoría, que había irregularidades en el proceso. ¿Qué dice la ley electoral? Que mesa donde votó un muerto, mesa que se anula. Mesa donde una persona votó cinco veces, mesa que se anula. Y en esas mesas se debe repetir el proceso. Bueno, ¿cuál fue mi planteamiento ante el mundo, ante el país y ante el propio Nicolás Maduro? Que ese resultado no era aceptado por nosotros por todas las irregularidades que hubo en el proceso. “Ahí está la diferencia”, le dijimos, “y queremos una auditoría con todos los elementos: las papeletas, el acta y lo más importante –que no lo permitieron– el cuaderno de votación”. Porque ese es el único instrumento que se personaliza en el acto de votación, donde se pone la huella. El acta y los papeles de la caja obviamente van a coincidir porque salen de la misma máquina. Esa auditoria a los cuadernos de votación no se hizo.

Ustedes aceptaron la auditoría que propuso el CNE

Porque eso es lo que hacemos los demócratas, los hombres de ley. Y eso terminó en instancias internacionales. Por cierto, ellas también tienen que revisarse, porque fíjate el tiempo que ha pasado y nunca dieron respuesta, ahí lo dejaron. Eso no puede ocurrir. Pero lo que te quiero decir es que ahí cambió el país, ese 14 de abril, y así como te lo digo a ti, se lo dije a Nicolás, esa misma noche, por teléfono.

¿Entonces antes no habían sido mayoría y ahora sí?

Ganamos la (elección para la) reforma constitucional sobre la base de la abstención del Psuv, y en la elección parlamentaria del 2010 el Psuv obtuvo más porcentaje de representación, pero cuando sumamos al PPT quedamos por encima en votos, aunque esa cuenta no es tan directa.

Después de ese 14 de abril, la oposición fue vapuleada en diciembre en las elecciones municipales

Sí, hubo una ruptura y después vino el planteamiento que hice para la elección municipal que la gente no siguió. Yo asumí mi responsabilidad: “Señores, no logramos conectar, que la gente viera una oportunidad de expresarse para elegir alcaldes y concejales”. Recuerda que se había dado también el famoso Dakazo, que le hizo levantar al Gobierno 11 puntos. Y después de ahí no ha habido más eventos electorales. Nosotros, los que queremos un cambio en el país, hoy somos mayoría. Es contundente. Los números de aprobación del Gobierno en casi todas las encuestas están por el orden del 20%. Tú me dices: ¿van a cambiar circunscripciones? Bueno, eso es un rompecabezas, llega un momento en el que ya no pueden manipular más los circuitos. Y hay un sentimiento claro de cambio. ¿Aunque hagan eso se puede obtener un triunfo? Sí. Lo que hace falta es organización, participación y, lo más importante, unión.

Hay por lo menos nueve estados en los que el chavismo es amplia mayoría: Cojedes, Portuguesa, Guárico, Falcón…

Portuguesa ha sido hasta ahora el estado más difícil. Sin embargo…

Incluso tomando en cuenta los mejores números históricos de la oposición

Pero ya nuestros mejores números, que son los que obtuvimos el 14 de abril en términos de votación, quizá en participación no podamos alcanzarlos, pero en términos porcentuales sí podemos superarlos. En el oficialismo hay un cortocircuito grande, entre ellos también hay una situación de querer cambiar muchas cosas. ¿Qué puede pasar con un porcentaje de apoyo que tiene el oficialismo? Que no vote. Cada juego para nosotros es como la final del mundial de fútbol. Mira las competencias de la Asamblea Nacional para que veamos la importancia que tiene. Yo le decía a la gente de Voluntad Popular, sobre el tema que ellos tienen con la constituyente: esta Asamblea Nacional casi tiene una visión constituyente. Esta que viene, la que vamos a elegir.

¿Con este CNE al que usted ha atacado en público?

El árbitro no está con nosotros y van a tratar de trampearnos, pero tenemos al público. Hoy. Antes no lo teníamos. Hay gente que se quiere pintar un panorama: “No, ustedes tienen que garantizar que la señora Lucena les dé cinco minutos, en televisión”. Hermano, no nos lo va a dar. Ellos no actúan democráticamente. Es un monstruo corrupto. La lucha nuestra es compleja.

¿Cómo convencerá de ir a votar a los opositores que no confían en el CNE, luego de sus denuncias de trampa e irregularidades en abril de 2014?

Nos ha tenido que quedar claro que la actitud pasiva frente al voto no tiene sentido. Si tú no ejerces tu derecho, otro puede elegir por ti. ¿Qué prefieres tú? ¿Luchar para que tus derechos sean respetados o mantener una actitud pasiva? No hay ningún otro evento en el país que convoque más gente que un proceso electoral, porque esa sigue siendo la vía. ¿Qué toca? "Señor, señora, no se trata de poner a políticos en cargo, sino de construir el cambio con su participación". Nadie puede generar un cambio si no vota. Está demostrado que si tú no votas, puede ir otro y hacerlo por ti, firma la línea y tú quedas como si hubieras votado. ¿Le vas a dejar es opción a los tramposos? Es como si me dijeran, mira allí en esa esquina roban. Y yo diga: “bueno, entonces más nunca paso por ahí’; en lugar de buscar que agarren al ladrón. Hay que tener empeño. Yo lo explicaba en la rueda de prensa, a mí me dieron un trapo viejo el 9 de marzo de 2013, el domingo después de morir el presidente Chávez. Nadie lo quería. "Capriles, aquí está". Nadie consideraba que era posible ser candidato.

¿Quién le dio ese trapo viejo?

La Mesa de la Unidad. Sus líderes. Nadie lo quería. "Aquí está". ¿Y qué le dije yo al país? “Señores, el CNE es tramposo, ta, ta, ta, ta. Pero, ¿no vamos a luchar? ¿No vamos a luchar? Por la mujer que está a esta hora esperando a que le entreguen a su hijo en la morgue a quien mataron por un par de zapatos. ¿Por ella no vamos a luchar?”. Y aceptamos. ¿Y qué hicimos? Volteamos esto entre todos, con una férrea participación. Faltó más, sí. Porque ese ha sido un drama nuestro. Creer y participar. Mientras el oficialismo no entra en ese dilema, nosotros sí.

Tenía meses sin ofrecer una rueda de prensa y comenzó la más reciente hablando sobre crisis económica. ¿Qué hay de cierto en que usted alaba el modelo económico de Ecuador? Nunca he planteado eso. He dicho: vean las economías de América Latina. No creo ni en el socialismo ni en el capitalismo. Estamos en pleno siglo XXI y no hay un modelo perfecto. Quitémonos las etiquetas. Este es de izquierda, este es de derecha. No, hermano.

Las etiquetas funcionan para el telemarketing político Sí, pero son malas en política, porque pueden excluir cuando tú no quieres. Si dices que eres de derecha, entonces el que se asume de izquierda no querrá tener que ver contigo. ¿Y por qué vas a dejar que te etiqueten si tu pensamiento es más profundo o tiene matices? He planteado el progreso y podemos discutir qué significa para darle una identidad a nuestro proyecto de país. Lo hemos llamado el Progresismo.

Esa es otra etiqueta No, no, no. Estoy hablando del progreso como fin, y el progreso es algo que abarca a todo el mundo. Lo que tratamos de lograr es el mayor consenso posible para que no exista una sociedad dividida. Sobre Ecuador lo que he dicho es que vean en ese país que su modelo económico en nada se parece al venezolano. Allá creen en el sector privado. Se lo dije al canciller Patiño: “Canciller, ¿por qué usted no se lleva a Nicolás Maduro para que vea si es tan bueno su modelo?”

¿Qué le respondió? Silencio. ¿Qué me va a responder? La economía ecuatoriana tampoco tiene que ver con el socialismo. Igual en Chile, el planteamiento de la presidenta Bachelet tiene una base de izquierda, pero su economía tiene una inflación de un dígito. He planteado un modelo en el que haya un profundo compromiso para atender la complejidad social de Venezuela, donde la mayoría vive en sectores populares, para que haya menos pobreza, pero tiene que haber un sector privado sólido, fuerte y que ayude en ese desarrollo. No concibo ese desarrollo desde la perspectiva estatista, que es un modelo fracasado.

¿Entonces usted no representa a la derecha? No soy de derecha y Venezuela tampoco. Y nuestro problema no tiene que ver con eso. Pregúntale a la gente en el barrio y te responderá: “Señor, ese no es mi debate”. Ese es el debate que quiere imponer el gobierno para decir que la izquierda es buena y la derecha es mala. Claro, la realidad histórica de este país es que Venezuela siempre ha tenido el corazón a la izquierda.

¿Hay posibilidades de que los líderes del gobierno y la oposición se vuelvan a sentar en la misma mesa? Pareciera que la poquita racionalidad que había en algunas declaraciones y planteamientos del gobierno se acabó. Le dieron hasta una patada a la Iglesia.

¿Y qué hicieron los cancilleres de Unasur que sirvieron como facilitadores del diálogo? ¿Cuál fue el papel que cumplió María Ángela Holguín? Ella hizo un esfuerzo, pero soy crítico con la posición que tuvo el Gobierno de Colombia, en general. En su momento nunca me expresé a favor de ningún candidato presidencial en las pasadas elecciones, por respeto al pueblo colombiano, pero sí te puedo decir que nosotros hubiésemos esperado más solidaridad del presidente Santos. Lo pragmático no puede ser lo único que reine en la política. Creo que el presidente Santos tenía una gran oportunidad para levantar la bandera de la democracia en América Latina.

¿Cómo se traduce esa solidaridad? En la posición que él tuvo. ¿Qué significa eso? Bueno, nosotros nos quedamos solos con nuestro reclamo poselecciones. Él como presidente tuvo la cortesía de recibirme cuando visité Colombia y se lo agradecí públicamente, pero hasta ahí. Después salió el gobierno de Venezuela a hacer una alharaca y llegó una declaración en mi opinión fuera de lugar de la canciller María Ángela Holguín, en la que decía que el presidente no se iba a reunir más con nosotros. Bueno, ¿y por qué?

¿Cuál es su relación con Juan José Rendón? ¿J. J.? Él es un venezolano que contribuyó con papeles de trabajo para nosotros, por supuesto. Es alguien que quiere que esto cambie. Lo que pasa es que a él este gobierno le ha inventado historias, lo han tratado de convertir en enemigo externo. Casi lo culpan de la inflación. Siempre le he dicho, las veces que he podido hablar con él: “haz caso omiso”.

¿Tienen buena relación? Sí, vale. Cómo no. Claro que sí.

¿Lo escucha? ¿Le parece un buen asesor político? A mí me gusta consultar a la gente. La soberbia es terrible. J. J., digan lo que digan, es un tipo talentoso, muy hábil. Lo que pasa es que tú sabes cómo son las campañas, y si te derrotan más. De J. J. han dicho muchas cosas, pero hasta ahora no he visto que nada de eso que han dicho sobre él sea cierto.

¿Y es, como dicen, amigo y aliado de Álvaro Uribe? Nunca he conversado con el expresidente Uribe. Nunca. No soy un actor político en Colombia, ni me gusta que me utilicen para su dinámica interna. Si él hubiese sido presidente en medio de esta coyuntura, le hubiese pedido una reunión, pero fui a reunirme con el presidente de Colombia, independientemente de quién fuera.

7a412edf619c42580b631abd37043f4a_L.jpg

Foto: Marco Bello

bottom of page